*¿Es la inteligencia artificial generativa una aliada de la ciencia
abierta?*
*Alexandre López-Borrull*
*https://urldefense.com/v3/__https://www.directorioexit.info/ficha157__;!!D9dNQwwGXtA!UNGVdE1mawW50fDYzdyuWBHyQqrkKHk8otOTOUH_52A_uRZp9WboTVWwKEJExWzi1b6VKp-5yllOwcgzeDLlFR0$
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*Universitat Oberta de Catalunya*
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*Introducción*
La especialización en nuestros campos científicos a menudo nos lleva a
crear compartimentos estancos que separan nuestra realidad de nuestros
contextos. Ante un punto de inflexión significativo, nos resulta difícil
integrar este nuevo elemento en nuestro camino debido al desconocimiento o
la inercia. Esto es particularmente evidente en el caso de la inteligencia
artificial generativa (IAG), que se explora más como una herramienta que
como un motor de cambio conceptual.
Este otoño intenté desafiar al asistente digital Copilot sobre la relación
entre la ciencia abierta y la IAG. Reflexionando sobre las interacciones
entre especies (mutualismo, parasitismo, depredación...), me pregunté cuál
de estas relaciones podría aplicarse en este caso. Le pregunté
específicamente quién se beneficiaba más de esta intersección, si la IAG o
la ciencia abierta. Su respuesta, que inició la reflexión de este artículo,
fue clara: "La intersección entre la IAG y la ciencia abierta ofrece
beneficios significativos tanto para la IAG como para la ciencia abierta,
pero en términos de quién se beneficia más, parece que la ciencia abierta
obtiene las ventajas más sustanciales". ¿Es esto cierto o estamos pasando
por alto algo en el camino?
En la revisión de la poca literatura existente sobre los desafíos y
oportunidades que la IAG presenta para la ciencia abierta, se destacan
algunas ideas. En primer lugar, muy recientemente *Hosseini et al *(2024)
exploran tanto los impactos positivos como negativos de la IAG en las
prácticas de la ciencia abierta. Los autores subrayan que, aunque puede
simplificar conceptos científicos complejos y mejorar la gestión de datos y
la programación, la IAG también puede generar síntesis erróneas (las
famosas alucinaciones), además de introducir inexactitudes en el código y
producir informes de revisión superficiales, por lo que hace énfasis en la
baja confianza en la creación de contenidos por parte de la IAG. Así,
apuntan que aunque tiene el potencial de avanzar en objetivos compartidos
con la ciencia abierta, también presenta riesgos significativos que deben
ser considerados para no caer en la fe ciega de la nueva tecnología. Como
en otros ámbitos, los autores apuntan a un escenario abierto con ventajas e
inconvenientes por explorar.
Por otro lado, *Acian et al *(2023), se habían centrado en los desafíos
éticos que la IAG planteaba para la ciencia abierta Los autores argumentan
que la IAG puede causar discriminación y daños, contraviniendo los propios
valores del movimiento por la ciencia abierta. Además, señalaron que la
ciencia abierta proporciona datos abiertos de alta calidad que son
utilizados por la IAG, lo que plantea el dilema de cómo compartir datos sin
que sean utilizados de manera perjudicial. Así, proponen crear mecanismos
de gobernanza para proteger el conocimiento como bien común y el derecho a
la investigación como un derecho humano. Es interesante cómo la propia
alimentación de la herramienta hace reflexionar sobre el público potencial
de la compartición de artículos o datos, como algo que no se hubiera tenido
en cuenta hasta ahora o se pudiera conectar o desconectar fácilmente, como
un interruptor. Trataremos este asunto más adelante.
Finalmente, en un enfoque más práctico, *Zhou *(2024) aborda cómo la IAG
puede ayudar a los editores a enfrentar sus desafíos en la transformación
digital y el movimiento de la ciencia abierta. En este sentido, se destaca
la utilización de la IAG para mejorar la visibilidad y accesibilidad de los
contenidos, automatizar procesos editoriales, detectar problemas de
integridad en la investigación, así como para diversificar las fuentes de
ingresos. Como resumen, mientras algunos autores consideran la IAG como una
herramienta para mejorar y hacer más eficiente la compartición de
conocimiento, otros autores adoptan una perspectiva crítica sobre los
riesgos éticos.
*Ventajas e inconvenientes del uso de la IAG en ciencia abierta*
Como comentábamos anteriormente, la relación entre estos dos conceptos
puede compararse con las interacciones biológicas entre especies, como el
parasitismo y el mutualismo. En un escenario de parasitismo, la IAG podría
aprovecharse de los datos abiertos sin contribuir de vuelta, beneficiándose
unilateralmente. Por otro lado, en un escenario de mutualismo, tanto la IAG
como la ciencia abierta se benefician mutuamente: la IAG mejoraría gracias
a los datos accesibles, y la ciencia abierta se enriquecería con nuevas
herramientas y nuevos conocimientos facilitados por la IAG. Esta
comparación ilustra la complejidad y el potencial de la interacción entre
la IAG y la ciencia abierta, destacando la necesidad de un enfoque
equilibrado y colaborativo. ¿No debíamos compartir sin filtro, no era eso
la ciencia abierta? Sin duda, el punto crítico para que esta relación sea
verdaderamente beneficiosa es que la IAG se desarrolle y utilice de manera
ética y transparente, asegurando que los datos abiertos sean utilizados de
manera responsable y que los resultados generados por la IAG sean
verificables y reproducibles. Y esto aunque no está asegurado, no debería
ser según mi punto de vista, un motivo para cerrar contenidos sino para
pedir más garantías y reflexión. Y más en un contexto donde la existencia
de contenidos de calidad es básica en todos los entornos, ya sean sitios
web o redes sociales, pero también repositorios académicos y servidores de
preprints.
Sin duda, el beneficio mutuo pasaría por entender que la introducción de la
IAG puede beneficiar al conocimiento científico si ayuda a mejorar su
calidad, no su cantidad. Si consideramos que la IAG nos va a ayudar a crear
más contenidos, más artículos, más datasets,..., tendremos mucha más
ciencia abierta, pero no necesariamente mejor ciencia. Y aquí es donde se
vislumbra el punto más importante. La ciencia abierta no es un fin por sí
mismo sino un medio para mejorar el proceso de diseminación del
conocimiento y por ende la propia ciencia. ¿Deberían las herramientas de
IAG beber de repositorios y revistas científicas? Desde esta visión, sin
duda. ¿Pueden existir riesgos éticos y legales? Sí, aquellos intrínsecos a
la propia herramienta (sesgos, desinformación, incumplimiento de los
derechos de autor), pero parece más una condición para el trabajo conjunto
que para crear falsas barreras que pueden ser derivadas (vía Scihub, por
ejemplo).
A nivel práctico, la IAG puede mejorar sin duda la gestión y el uso de
datos de investigación abiertos. Herramientas basadas en IAG pueden ayudar
en la creación de planes de gestión de datos, la validación y limpieza de
datos, y la generación de metadatos. Esto facilita la reutilización y la
interoperabilidad de los datos, siendo más FAIR que nunca. Al automatizar
estos procesos, la IAG permite a los investigadores centrarse en tareas más
creativas, aumentando la eficiencia y la productividad en la investigación
científica. De nuevo, pero, esta eficiencia debe enfocarse en tener
incentivos para mejorar los datos y filtrar aquellos que pueden aportar
valor de los que no.
Sin embargo, todo lo expuesto anteriormente no omite que haya que
considerar también otro posible aspecto negativo, que sería la posibilidad
de que la IAG perpetúe y amplifique los sesgos existentes en los datos de
entrenamiento. Si los modelos de IAG se entrenan con datos que contienen
sesgos de género, raza o socioeconómicos, estos sesgos pueden reflejarse y
amplificarse en los resultados generados. Nuestros sesgos creando nuevos
sesgos. Esto no solo contraviene los principios de equidad y diversidad de
la ciencia abierta, sino que también puede llevar a la exclusión de ciertos
grupos y perspectivas en la investigación científica. Además, la falta de
transparencia en los algoritmos y procesos de la IAG puede dificultar la
identificación y corrección de estos sesgos.
Asimismo, debemos también considerar que la IAG puede facilitar la creación
de contenido científico de baja calidad o incluso fraudulento. La capacidad
de generar textos y artículos científicos de manera automática puede ser
explotada por actores malintencionados para producir publicaciones falsas o
de baja calidad, lo que aumenta el ruido en la literatura científica y
dificulta la identificación de investigaciones válidas y relevantes. Esto
puede afectar negativamente la visibilidad y la credibilidad de la ciencia
abierta, ya que la proliferación de contenido de baja calidad puede
desincentivar la participación y la colaboración en la comunidad
científica. En resumen, aunque la IAG tiene el potencial de beneficiar a la
ciencia abierta, también presenta riesgos significativos que deben ser
gestionados cuidadosamente para evitar daños al movimiento.
Como hemos comentado anteriormente, la apertura de contenidos en el ámbito
de la ciencia abierta mediante la IAG plantea importantes consideraciones
éticas. En el caso de la IAG, la disponibilidad de grandes repositorios de
datos puede mejorar la precisión y creatividad de los modelos, pero también
plantea preguntas sobre la privacidad y el consentimiento de los datos
utilizados. Es esencial establecer directrices claras sobre el uso y la
distribución de datos en repositorios y revistas científicas, así como
fomentar una cultura de responsabilidad y ética en la investigación.
La ética en la ciencia abierta y la IAG también implica considerar quién
tiene acceso a estos recursos y cómo se utilizan. La idea de abrir
contenidos a todo el mundo, pero no necesariamente a todas las
inteligencias, plantea un dilema sobre la equidad y la justicia en la
distribución del conocimiento. Si bien la ciencia abierta busca
democratizar el acceso a la información, es crucial asegurarse de que este
acceso no se limite a aquellos con las capacidades tecnológicas para
aprovecharlo plenamente. Además, es importante reflexionar sobre cómo se
pueden proteger los derechos de los individuos y las comunidades cuyos
datos se utilizan en la investigación, garantizando que se respeten su
privacidad y autonomía.
*Conclusión*
La aceleración tecnológica que implica la IAG tiene la capacidad de
transformar el panorama científico. La tecnología permite la creación de
plataformas más eficientes para compartir y acceder a datos científicos, lo
que puede potenciar la colaboración y la innovación. Sin embargo, esta
rápida evolución también puede generar una sobrecarga de información,
creando una "burbuja de ruido documental" que dificulte la identificación
de información relevante y de calidad. Parece oportuno en este sentido
desarrollar estrategias para gestionar este flujo de datos y garantizar que
la ciencia abierta mantenga su objetivo de mejorar la calidad y
accesibilidad de la investigación científica. La integración de la IAG en
estos procesos puede ser una herramienta valiosa, siempre y cuando se
utilice de manera ética y responsable, preservando el espíritu original de
la ciencia abierta: hacer la ciencia más accesible y colaborativa, no
simplemente aumentar la cantidad de información disponible. Dicha
aceleración y ahorro de tiempo no debería usarse para generar más
contenidos, sino mejor conocimiento.
En conclusión, la relación entre la ciencia abierta y la IAG como se ha
visto puede definirse como incipiente, compleja, llena de potencial,
matices y riesgos. La IAG tiene el potencial de transformar la manera en
que se produce y se comparte el conocimiento, pero es crucial abordar las
consideraciones éticas y gestionar adecuadamente la aceleración tecnológica
para asegurar que estos avances beneficien adecuadamente a la comunidad
científica y a la sociedad en general. La ciencia abierta debe seguir
promoviendo la transparencia, la colaboración y la accesibilidad,
integrando de manera responsable cualquier nueva tecnología para cumplir
con su misión de mejorar la ciencia, para tod@s, para siempre.
*Referencias bibliográficas*
*Acion, L., Rajngewerc, M., Randall, G.; Etcheverry, L.* (2023). Generative
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*Hosseini, M.; Horbach, S.P.J.M; Holmes, K.; Ross-Hellauer, T.* (2024).
Open Science at the generative AI turn: An exploratory analysis of
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*Zhou, H. *(2024). The Top Ten Challenges, Needs, and Goals of Publishers –
and How AI Can Help in Digital Transformation and the Open Science Movement
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Natalia Arroyo, directora
Isabel Olea, coordinadora
Anuario ThinkEPI 2024
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