Mire, Sr. Lamarca: En primer lugar, como usted dice, es profesor y no bibliotecario, por tanto, al igual que a usted no le gustaría que un bibliotecario le dijera cómo hacer su trabajo, a mi, como bibliotecario, no me gusta que me digan cómo hacer el mío. Estoy seguro que usted tiene su forma de impartir docencia basada tanto en su experiencia como en la de sus predecesores, los cuales habrán sentado el corpus teórico de su formación. En bibliotecas pasa lo mismo. Las normas no se ponen por capricho para que los bibliotecarios tengamos un Sancta Santorum, en el cual ocultemos el conocimiento a los profanos -Jorge de Burgos es un personaje literario y si es posible que alguna vez existieran bibliotecarios así, hace mucho que fueron erradicados- haciéndoles llegar sólo lo que nosotros consideremos adecuado. Si usted quiere un libro del depósito, lo solicita a su bibliotecario, y estoy seguro de que si no median cuestiones de fuerzas mayor, como puede ser un deterioro que ponga en peligro la integridad de la obra en cuestión, por ejemplo, su bibliotecario se lo entregará y le prestará el servicio encantado. Y en el caso de que la obra estuviera tan deteriorada que no pudiera prestarse hasta poder restaurarla, el bibliotecario también estaría prestando un servicio. El servicio de acceso al documento no significa acceso libre a todos los sectores de la biblioteca. Y volviendo al corpus teórico, normalmente los libros en depósito se organizan por número correlativo porque, en caso de hacerlo por materia, ocuparían demasiado espacio, ya que hay que dejar huecos en previsión de futuras incorporaciones. No es por capricho, al igual que en las salas de acceso libre se organizan por materia, principalmente para encontrar libros por aproximación, cuando una persona tiene necesidad de información, pero carece de una bibliografía específica. Y si al depósito no pueden acceder libremente los usuarios, tampoco es capricho nuestro, es porque entre otras cosas, no hay fondos para tener vigilancia en todo el depósito con cámaras o personal (no sólo ya por hurtos, que se dan, sino porque los usuarios a veces no devuelven los libros a su sitio y eso es un gran problema), la zona no está acondicionada para el tránsito (imagine a varios usuarios a la vez intentando acceder a libros de distintas estanterías en un compacto...), etc. 
Le repito mi pregunta inicial: ¿Qué le parecería que yo me dedicara a cuestionar la forma en que usted prepara e imparte sus clases y evalúa a sus alumnos punto por punto? Pues no es muy cortés, cuestionar de esa manera a otros profesionales, tratándonos como si no fuéramos más que niños caprichosos que queremos guardar para nosotros los mejores juguetes en nuestro club secreto, como "en otros tiempos".

PD.- y en el caso de que yo decidiera cuestionarle profesionalmente, por cierto, he recibido formación en docencia, por tanto tendría una base teórica en la que apoyarme (tuviera razón o no) y no me basaría en conspiraciones sobre mantener privilegios "de otros tiempos". 

 



El 23/06/11 09:46, Genaro Lamarca escribió:
> No soy bibliotecario, soy profesor y alguna afirmación que he leído me ha
> dejado sorprendido. Dejando al margen normas o teorías parece que en la
> biblioteca debe primar el usuario, a fin de cuentas ¿qué sentido tiene la
> biblioteca sino es un servicio para los usuarios? Que alguien, al parecer
> desde el desconocimiento, pretenda imponer unos criterios no creo que deba
> tener como respuesta que al depósito, por mi definición, es decir porque así
> interpreto yo la palabra o el concepto, nadie más que los bibliotecarios
> pueden tener acceso a él. ¡Y yo que, ingenuo de mí, pensaba que las cosas ya
> no eran así, que esos puntos de vista eran cosa del pasado!
> Una anécdota personal puede ilustrar algo el caso y mi punto de vista:
> importante biblioteca en Zaragoza, hace 22 o 23 años; necesidad imperiosa de
> utilizar día a día y pasando casi aleatoriamente de un volumen a otro el
> catálogo de la BNF, es decir en una hora necesidad de utilizar a veces 15 o
> 20 volúmenes distintos; catálogo de la BNF en el depósito; consulta con la
> directora de la biblioteca; respuesta de ella: Vd. no tiene derecho a
> acceder al depósito porque no es bibliotecario, pida en el mostrador volumen
> a volumen conforme los necesite; resultado: imposibilidad práctica de uso y
> múltiples viajes a Madrid a consultarlo en la BNE.
> Eso sí, se mantuvo la norma, nadie pudo robar ningún volumen del catálogo de
> la BNF que siguió prácticamente inutilizado (o al menos sin las hojas
> abiertas en bastantes volúmenes) hasta que esa Sra. Directora se jubiló y
> este usuario, gracias a una nueva dirección, pudo acceder al depósito a
> consultarlo. Ah, y por cierto, puedo asegurar y aseguro que no robé ningún
> libro.
> Ni siquiera el depósito de una biblioteca debe ser un sancta sanctorum al
> que solo algunos pocos iniciados pueden tener acceso. Si alguna norma dice
> eso, esa norma debería cambiarse por otra para evitar tentaciones de
> limitación del uso del fondo de una biblioteca.
> Yo creía que estaba ya firmemente asentado y que ya nadie discutía que la
> biblioteca es un servicio y que es mejor servicio cuanto más facilita las
> cosas a sus usuarios.
>
> Genaro Lamarca Langa
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