Cada vez se reconoce más la necesidad de educar y orientar al público en general para que participe activa y críticamente
en la sociedad. La evolución de la tecnología, la proliferación de nuevas plataformas digitales, la información errónea y la desinformación (como fake news, deepfakes, contenidos patrocinados y otras…), requieren una evolución de las habilidades
y los conocimientos de la ciudadanía.
A través de la alfabetización mediática e informacional (AMI), entendiendo esta como “la capacidad de interactuar
críticamente con los medios en todos aspectos de la vida. Es una forma de alfabetización permanente que es esencial para la plena participación en la sociedad”, las bibliotecas puedan y deben ayudar a la ciudadanía a evaluar mejor la información en línea y
a comprender cómo los aspectos invisibles de Internet y de las redes sociales, incluidas las cámaras de eco, los algoritmos y las cookies, pueden influir en los resultados de las búsquedas en línea y en cómo recibimos información vital.
Más allá de la alfabetización digital, las estrategias y recursos AMI desde las bibliotecas, desempeñan un papel
importante fomentando la competencia mediática e informacional de todo tipo de público y durante toda la vida, a la hora de encontrar la mejor información para tomar las mejores decisiones sobre su salud, sus finanzas o su bienestar y para la participación
ciudadana.
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